Accidentes de tráfico

Un accidente de tráfico es un suceso inesperado en la vía pública que involucra a uno o más vehículos y que puede causar daños materiales o lesiones a las personas.

En España, se considera accidente de tráfico cuando un vehículo colisiona contra otro vehículo, un peatón, un animal o un objeto fijo, produciendo daños materiales o humanos​.

Estos incidentes son desgraciadamente comunes, y en una ciudad con importante actividad vial como Algeciras –puerta del tráfico marítimo y terrestre en el sur de España– no son una excepción. Cada día ocurren colisiones en sus avenidas y carreteras, desde pequeños choques por alcance en los semáforos del centro hasta accidentes más graves en la autovía del Mediterráneo.

Si has sufrido un accidente de tráfico en Algeciras o sus alrededores, es normal sentir confusión sobre qué pasos dar. Las aseguradoras, los convenios entre compañías, los partes médicos y el complejo baremo de indemnizaciones pueden resultar complicados para las personas no habituadas.

En este artículo te explicamos, de forma clara y accesible, todo lo que necesitas saber: qué es un accidente de tráfico, cómo lo gestionan las compañías de seguros, cuáles son las lesiones más frecuentes y cómo se valoran, y de qué manera un abogado especializado puede ayudarte a reclamar la máxima indemnización. Todo con un lenguaje sencillo, ejemplos prácticos y un enfoque cercano, pensado para orientarte y proteger tus derechos como víctima de un siniestro vial.

¿Qué se considera un accidente de tráfico?

Un accidente de tráfico (también llamado accidente de circulación) ocurre cuando al menos un vehículo en movimiento se ve involucrado en una colisión o incidente en la vía pública que causa daños.

Puede tratarse del choque entre dos coches, el atropello de un peatón, un coche que golpea una moto o bicicleta, o incluso impactos contra elementos fijos (farolas, muros, vehículos estacionados, animales sueltos, etc.).

Lo importante es que intervenga al menos un vehículo en circulación y que se produzcan daños o lesiones a consecuencia del evento.

Para ilustrarlo, imaginemos algunos ejemplos típicos en Algeciras:

  • Colisión por alcance: Un turismo que frena de repente en la Avenida Virgen de la Palma, provoca que el vehículo de atrás no pueda detenerse a tiempo y lo golpee por detrás. Este tipo de choque trasero suele considerarse un accidente de tráfico clásico, donde normalmente el vehículo que golpea por detrás es el responsable.

  • Choque en intersección: En la popular rotonda del Varadero, dos coches colisionan lateralmente al cruzar una intersección sin respetar la prioridad. Ambos sufren daños materiales en las puertas y a uno de los conductores le duele el cuello tras el impacto.

  • Atropello de peatón: En el Paseo Marítimo, un peatón es atropellado al cruzar por un paso de cebra cuando un coche no se detiene a tiempo. El peatón sufre una fractura en la pierna.

  • Accidente de moto: En la carretera del Rinconcillo, una moto sufre una caída al esquivar un coche que invadió su carril sin señalizar. El motorista resulta con heridas y la moto, dañada.

En todos estos casos estaríamos ante accidentes de tráfico. Tras un accidente así, surge no solo la preocupación por la salud y la reparación de los daños, sino también la responsabilidad legal: quién fue el culpable, qué compensación corresponde a los perjudicados, cómo actuar ante el seguro, etc. 

A continuación, veremos cómo gestionan estos siniestros las compañías aseguradoras y por qué es importante conocer sus procedimientos.

La perspectiva de las compañías de seguros en un accidente

Cuando ocurre un accidente de tráfico, además de la atención médica inmediata y la intervención de las autoridades de tráfico si es necesario, entran en juego las compañías aseguradoras de los implicados.

Desde la perspectiva de las aseguradoras, un accidente es un siniestro que se tramita con el objetivo de resolver los daños lo antes posible y al menor coste.

Cada aseguradora defiende los intereses económicos de su asegurado (y los suyos propios), por lo que su gestión suele seguir estos pasos generales:

  1. Declaración del siniestro: Tras el accidente, los conductores rellenan el parte amistoso (Declaración Amistosa de Accidente, DAA) si es posible, donde se dibuja el choque y se anotan los datos de ambos seguros. Este documento es clave para agilizar trámites. Si no hay parte amistoso, cada conductor avisará a su aseguradora por su cuenta.

  2. Asignación de responsabilidad provisional: Con la información inicial (el parte amistoso o las declaraciones de los implicados), las aseguradoras determinan quién consideran responsable del accidente.

  3. Esto en principio afecta a quién debe pagar los daños. Más adelante veremos que existen convenios entre aseguradoras para simplificar esta determinación cuando los hechos son claros.

  4. Peritación de daños materiales: La aseguradora del vehículo dañado suele enviar un perito al taller para evaluar los daños del coche y calcular el coste de reparación o la posible declaración de siniestro total. Este coste se comunicará a la aseguradora responsable (la del culpable) para su aprobación, salvo que aplique algún convenio especial.

  5. Evaluación de daños personales: Si hay lesionados, cada compañía asigna un tramitador de lesiones. Por ley, la compañía del conductor responsable está obligada a efectuar una oferta motivada de indemnización al lesionado en cuanto disponga del informe médico definitivo (normalmente tras el alta médica). Las aseguradoras cuentan con médicos evaluadores que revisan la documentación sanitaria de la víctima para valorar las lesiones según el baremo legal. Es común que la primera oferta del seguro tienda a ser conservadora (a la baja), ya que la aseguradora buscará cerrar el caso minimizando el pago.

  6. Negociación y cierre: Si la víctima está de acuerdo con la oferta, se firma el finiquito y se paga la indemnización. Si no está de acuerdo, puede recurrir a negociarla, aportando informes médicos adicionales o la ayuda de un abogado. Muchas veces, las aseguradoras disponen de equipos jurídicos que intentarán llegar a un acuerdo extrajudicial. Solo si esto falla, el caso terminaría en los tribunales mediante una demanda civil.

Desde el punto de vista de un lesionado, es importante entender que la aseguradora contraria no es un asesor neutral, sino una empresa que busca resolver el siniestro al menor coste posible.

Esto no significa que actuará ilícitamente, sino que usará las herramientas a su alcance (peritajes propios, interpretaciones del baremo, etc.) para ajustar la indemnización a la baja si es posible.

Por ejemplo, tras un choque, es habitual que el seguro contacte rápidamente al lesionado para ofrecerle cubrir los gastos médicos en centros concertados y quizás proponerle una indemnización temprana por las molestias.

Sin embargo, esa oferta inicial puede no reflejar la totalidad de tus derechos (días de baja, secuelas, perjuicios económicos, etc.).

Aquí es donde la orientación de un abogado especializado puede marcar la diferencia, pero sobre eso hablaremos más adelante.

Antes, veamos un elemento fundamental en la gestión de accidentes: los convenios entre aseguradoras, en especial el conocido sistema CICOS, que agiliza la resolución de los daños materiales entre compañías.

Convenios entre aseguradoras: el sistema CICOS y la gestión del siniestro

En España, las compañías de seguros han establecido convenios para simplificar la tramitación de accidentes de tráfico, sobre todo en lo relativo a daños materiales en los vehículos.

El más conocido es el sistema CICOS (Centro Informático de Compensación de Siniestros).

Aunque a veces se le llama “convenio CICOS”, en realidad es una plataforma tecnológica de gestión de siniestros que conecta a las distintas aseguradoras adheridas. ¿Y para qué sirve? Principalmente, para que los daños de los vehículos se resuelvan de forma rápida y sin discusiones innecesarias sobre la culpabilidad cuando el accidente es sencillo.

La idea central de estos convenios (denominados CIDE y ASCIDE) es la siguiente: la propia aseguradora del perjudicado (víctima) se encarga de tasar e indemnizar los daños materiales de su cliente, aplicando criterios objetivos para determinar la responsabilidad del accidente.

Es decir, tu compañía arregla tu coche y luego ya se entienden entre compañías. En la práctica, funciona así:

  • Si tienes un accidente con otro coche y la responsabilidad es clara (por ejemplo, te dieron un golpe por detrás mientras estabas parado en un ceda el paso), tu aseguradora reparará tu vehículo inmediatamente sin tener que esperar a que la aseguradora del contrario acepte pagar.

  • ¿Por qué haría esto tu aseguradora? Porque gracias al convenio CICOS, ella sabe que luego podrá reclamar un importe fijo estándar a la aseguradora del conductor culpable.

  • Ese importe fijo se denomina módulo de compensación: es una cantidad acordada que representa el coste medio de un siniestro. A final de cada mes, las aseguradoras compensan cuentas: unas pagan a otras los módulos correspondientes a los accidentes donde sus asegurados fueron responsables.

  • Este sistema evita que cada accidente material tenga que litigarse o negociarse caso por caso.

  • Hoy en día, se calcula que cerca del 70% de los siniestros de daños materiales se resuelven mediante CICOS, evitando la judicialización de muchos accidentes menores. Por eso, cuando el parte amistoso está bien rellenado y las compañías están adheridas al sistema, la reparación de tu coche suele ser bastante rápida.

Un ejemplo práctico: Imaginemos que en la calle Ruiz Zorrilla, un coche golpea lateralmente a tu vehículo. Tú eres el perjudicado (víctima) y ambas compañías de seguros están adheridas a CICOS (prácticamente todas en España lo están). Llevas tu coche al taller y comunicas el siniestro a tu aseguradora con el parte amistoso indicando claramente la maniobra del otro conductor. Tu aseguradora, tras verificar la información, ordena la reparación de tu coche sin más trámites. Mientras tanto, a través de la plataforma CICOS, informa a la aseguradora contraria del siniestro. Si según las reglas objetivas del convenio la culpa recae en el otro conductor (por ejemplo, invadió tu carril), la otra compañía simplemente “acepta” el caso en CICOS. Automáticamente queda obligada a reembolsar a tu aseguradora el módulo fijado para ese año (imaginemos, por ejemplo, 1200 €) con independencia de que la reparación de tu coche haya costado 1000 € o 3000 €. De este modo, tu coche queda reparado rápidamente y las aseguradoras cierran cuentas entre ellas sin dilación.

Es importante destacar que CICOS solo afecta a daños materiales de vehículos asegurados, no a las lesiones de las personas.

Los daños personales (lesiones) siguen otro cauce: la aseguradora del responsable debe indemnizar a los lesionados según la ley, y aquí no hay módulos fijos, sino que se aplica el baremo de indemnizaciones.

Además, el hecho de que una compañía acepte pagar en CICOS no significa que esté reconociendo legalmente la culpa de su conductor en un juicio futuro; son acuerdos entre empresas para agilizar pagos, pero no vinculan a la jurisdicción (es decir, si luego hubiera un pleito, podría discutirse la responsabilidad independientemente de lo que decidieran en CICOS).

En resumen, los convenios como CICOS benefician a los asegurados en cuanto a rapidez en reparaciones, pero no cubren la indemnización por lesiones.

Para estas, hay que atenerse al baremo legal y, en muchos casos, negociar con la aseguradora. Veamos a continuación cuáles son las lesiones más frecuentes en los accidentes de tráfico y cómo se valoran.

Lesiones personales más frecuentes en accidentes de tráfico

Los accidentes de tráfico pueden provocar una amplia variedad de lesiones, desde contusiones leves hasta daños permanentes de extrema gravedad.

En la práctica diaria de nuestro despacho en Algeciras, vemos con mayor frecuencia las siguientes lesiones personales tras un siniestro:

  • Latigazo cervical (esguince cervical): Es la lesión estrella en choques por detrás (alcance). Ocurre cuando la cabeza sufre un movimiento brusco de vaivén (hiperflexión e hiperextensión) que lesiona los músculos y ligamentos del cuello. Sus síntomas van desde dolor y rigidez cervical hasta mareos, vértigo o hormigueos en brazos. Es, con diferencia, la lesión más habitual en accidentes de tráfico, especialmente en impactos traseros​. Por lo general, se considera un traumatismo menor y suele curar en semanas con reposo y fisioterapia. Un ejemplo típico: vas conduciendo por la Avenida Gesto por la Paz y, al frenar en un ceda el paso, otro vehículo te golpea por detrás. A las horas notas dolor de cuello: probablemente tengas un latigazo cervical. Aunque es una lesión comúnmente subestimada, puede incapacitarte temporalmente (días de baja) y debe ser atendida adecuadamente.

  • Fracturas y lesiones óseas: La energía de un impacto puede causar fracturas en extremidades (brazos, piernas), costillas, clavícula, etc. Por ejemplo, en un choque lateral un conductor puede sufrir la fractura de una costilla por el golpe contra el marco de la puerta, o un copiloto con el cinturón puede fracturarse la clavícula. Las fracturas de huesos requieren inmovilización (yeso o férula) e incluso cirugía (colocación de placas o clavos) según la gravedad. Además del dolor agudo, implican una recuperación más larga y a veces dejan secuelas (pérdida de movilidad, artrosis postraumática). Un caso real podría ser un motorista en la N-340 a la altura de Palmones: un coche se cruza indebidamente y el motorista, al caer, sufre fractura de tibia y peroné. Esta lesión conllevará varios meses de baja y rehabilitación.

  • Lesiones medulares y de columna: Son lesiones muy graves aunque menos frecuentes. Un impacto fuerte puede dañar la columna vertebral, desde hernia discal (cuando un disco intervertebral se desplaza y comprime nervios, causando dolor irradiado) hasta lesiones medulares severas. El peor escenario es una lesión medular (daño en la médula espinal) que puede provocar parálisis parcial o total (por ejemplo, paraplejia si afecta a la médula dorsal, tetraplejia si es cervical alta). Estas lesiones cambian la vida de la víctima y su familia por completo. Afortunadamente, ocurren sobre todo en accidentes de alta energía (vuelcos, choques frontales a gran velocidad) y no son lo común en zonas urbanas, pero debemos mencionarlas. Por ejemplo, un accidente en la autovía A-7 a las afueras de Algeciras, donde un turismo vuelca tras un choque múltiple, podría conllevar lesiones medulares para los ocupantes que no llevaban cinturón.

  • Traumatismos craneoencefálicos (TCE) y lesiones cerebrales: Un golpe violento en la cabeza, incluso con el airbag, puede causar conmoción cerebral, contusiones cerebrales o hemorragias. En accidentes graves, los ocupantes pueden golpearse la cabeza contra el volante, parabrisas o ventanas. Las consecuencias van desde una simple commoción (mareo pasajero, confusión) hasta lesiones cerebrales serias que requieran cirugía neurológica. Los cascos protegen a los motoristas, pero en siniestros muy fuertes pueden no bastar. Siempre que tras un accidente alguien sufra pérdida de conciencia, por breve que sea, debe ser evaluado médicamente por posible TCE. Un ejemplo: un pasajero de autobús urbano que sale despedido de su asiento en una colisión podría golpearse la cabeza contra el pasamanos y sufrir un traumatismo craneal.

  • Lesiones internas y otras lesiones: Además de lo mencionado, los accidentes pueden causar lesiones internas (por ejemplo, lesión de órganos por el cinturón de seguridad en un frenazo brusco, como bazo o hígado), lesiones dentales por impactos contra el volante, quemaduras o cortes (cristales rotos), lesiones de rodilla (al chocar contra el salpicadero) y secuelas psicológicas como estrés postraumático, pesadillas o ansiedad para conducir de nuevo. Estas últimas a veces pasan desapercibidas, pero son indemnizables si están diagnosticadas (por ejemplo, trastorno de estrés postraumático tras un accidente grave).

Como ves, el abanico de lesiones es amplio. Desde la cervicalgia típica hasta situaciones de extrema gravedad. Cada tipo de lesión tendrá un reflejo diferente en la reclamación: no es lo mismo reclamar por un latigazo cervical que suele considerarse lesión temporal leve, que por una fractura con secuelas permanentes o por una lesión medular que implicará invalidez. Para determinar cuánto corresponde indemnizar en cada caso, en España utilizamos un sistema legal llamado baremo de indemnizaciones por accidentes de tráfico, que explicamos a continuación.

El baremo de indemnización por lesiones en accidentes de tráfico en España

El Baremo de accidentes de tráfico es la tabla legal que establece las cuantías de indemnización por las lesiones sufridas en un accidente de circulación. Está recogido en la Ley 35/2015, que introdujo un sistema actualizado de valoración de daños personales. Este baremo se actualiza cada año conforme al índice de revalorización de las pensiones (normalmente, la inflación) para mantener las indemnizaciones al día. Por ejemplo, en 2023 el baremo subió un 8,5% respecto al año anterior debido a la inflación alta de 2022, y en 2024 y 2025 ha seguido ajustándose.

¿Qué cubre exactamente el baremo? Principalmente tres grandes conceptos:

  1. Lesiones temporales: Son los días que la víctima está lesionada desde el accidente hasta la curación o estabilización de sus lesiones. El baremo paga por día, diferenciando cuatro categorías según la gravedad de la afectación en ese día:

    • Perjuicio personal básico: días en que la persona puede hacer su vida cotidiana básica, aunque con molestias. Se podría decir que son días de lesión pero no de baja laboral o incapacidad relevante.

    • Perjuicio personal particular moderado: días en los que la lesión impide al afectado realizar su actividad habitual o trabajar. Por ejemplo, días de baja laboral o de incapacidad para tareas esenciales.

    • Perjuicio personal particular grave: días de hospitalización (internamiento) a causa de las lesiones, o equivalentes (por ejemplo, inmovilizado en cama en casa bajo supervisión médica).

    • Perjuicio personal particular muy grave: días en UCI (cuidados intensivos) o en situación crítica que pone en riesgo la vida.

    Cada categoría tiene una indemnización diaria fija según el año. Por ejemplo, en el baremo vigente de 2025, un día de perjuicio moderado (con baja laboral) se indemniza con alrededor de 66,05 €, mientras que un día básico (sin baja) se paga a unos 38,10 €​.  Un día grave supera los 90 € y uno muy grave ronda los 100-120 € (estas cifras cambian cada año ligeramente). Un caso práctico: supongamos que sufriste un latigazo cervical con 50 días de curación, de los cuales 30 días estuviste de baja laboral (perjuicio moderado) y 20 días adicionales estuviste ya reincorporado pero con molestias (básico). Con valores aproximados de 2025, la indemnización por esos días sería: 30 × 66 € + 20 × 38 €, lo que da 2.780 € + 760 € = 3.540 € solo por el periodo de curación. De hecho, una media de baja de 50 días por latigazo cervical suele suponer unos 3.300 € de indemnización por lesiones temporales​, cifra coherente con nuestro cálculo. Cada caso es distinto, pero estos números orientativos ayudan a entender el baremo.

  2. Secuelas o lesiones permanentes: Son los daños que, una vez curadas las lesiones agudas, persisten de forma permanente en la víctima. Pueden ser físicas (por ejemplo, una limitación de movilidad en una articulación, una cicatriz notable, artrosis postraumática, pérdida de visión en un ojo) o psicológicas (por ejemplo, síndrome de estrés postraumático crónico). El baremo asigna a cada secuela una puntuación (puntos) según su gravedad, y luego esos puntos se traducen en euros teniendo en cuenta la edad de la víctima (a menor edad, mayor indemnización por punto, ya que soportará la secuela más años). Por ejemplo, una cervicalgia crónica leve podría valorarse en 1 o 2 puntos de secuela; la pérdida de un diente, 3 puntos; la pérdida de movilidad de un hombro, quizás 15-20 puntos, etc. Cada punto puede valer desde unos pocos cientos de euros hasta miles, según la edad y número total de puntos. Además, cuando las secuelas limitan mucho la vida diaria, el baremo añade perjuicios adicionales, como el perjuicio moral por pérdida de calidad de vida (que puede ser leve, moderado, grave o muy grave en casos de gran invalidez). Ejemplo: un conductor de 30 años sufre una fractura de fémur que sana pero le deja una cojera permanente (imaginemos que equivale a 10 puntos) y una cicatriz quirúrgica notoria en la pierna (otros 3 puntos). Según el baremo, podría corresponderle alrededor de 10.000 € por los puntos de secuela, más quizá 1.000 € por la cicatriz. Son valores ilustrativos; el baremo real es muy detallado en estos cálculos.

  3. Gastos y perjuicios económicos: Además de los daños físicos, el baremo contempla indemnizaciones por los gastos razonables que la víctima haya tenido a consecuencia del accidente: gastos médicos (medicamentos, rehabilitación privada si no la cubre seguro, prótesis, etc.), gastos de desplazamiento a centros sanitarios, adecuación de vivienda (si la lesión lo requiere, por ej. instalar una silla salvaescaleras), coste de ayuda de tercera persona (si la víctima no puede valerse por sí misma y necesita un cuidador), etc. También se incluye la pérdida de ingresos durante la baja (lucro cesante). Por ejemplo, si un autónomo deja de trabajar dos meses, puede reclamar el beneficio neto que dejó de ganar ese tiempo. Y en casos de fallecimiento, el baremo establece las indemnizaciones a familiares (viudos, hijos, padres, etc., con cantidades según parentesco y circunstancias).

Conviene señalar que el baremo es complejo y extenso; aquí hemos resumido sus pilares. Para hacerlo más comprensible, veamos algunos ejemplos reales o representativos de indemnizaciones utilizando el baremo:

  • Ejemplo 1: Latigazo cervical leve: Persona de 40 años sufre latigazo cervical en un alcance. Está 30 días con molestias, de los cuales 15 días de baja laboral (moderados) y 15 días hace vida casi normal con ligera molestia (básicos). No le quedan secuelas permanentes. Indemnización estimada: 15 × 66 € + 15 × 38 € = 1.560 € aproximadamente por lesiones temporales. Sin secuela, así quedaría la indemnización final (más algún gasto de medicamentos si los hay). Efectivamente, los casos más leves de latigazo cervical suelen oscilar en torno a 2.000 € o menos​.

  • Ejemplo 2: Fractura con secuela: Víctima de 50 años sufre fractura de húmero (brazo) en accidente. Está 90 días de baja (60 moderados y 30 básicos) y requiere una cirugía para fijar el hueso. Le queda como secuela una ligera pérdida de movilidad del hombro (por ejemplo, 5 puntos baremo) y una cicatriz quirúrgica de 8 cm en el brazo (otros 2 puntos). Indemnización estimada: Por los días: 60 × 66 € + 30 × 38 € = 3.960 + 1.140 = 5.100 €. Por la cirugía: el baremo asigna una cantidad fija por intervención quirúrgica (entre unos 476 € y 1.904 € dependiendo de la complejidad), supongamos 1.000 € para esta operación. Por las secuelas: 7 puntos a los 50 años pueden valer alrededor de 7.000 € (valor aproximado). Sumando todo, la indemnización total rondaría los 13.100 € en este caso simulado.

  • Ejemplo 3: Lesión muy grave (medular): Conductor de 30 años sufre un accidente gravísimo que le produce lesión medular con paraplejia (parálisis de piernas). Pasa 15 días en UCI (muy graves), 60 días hospitalizado en planta (graves) y luego varios meses de rehabilitación. Queda en silla de ruedas de por vida. Indemnización estimada: Días temporales: 15 × 110 € + 60 × 90 € + (rehabilitación ambulatoria digamos 120 días moderados × 66 €) + (otros 90 básicos × 38 €) ≈ 1.650 + 5.400 + 7.920 + 3.420 = 18.390 € por días. Secuelas: paraplejia con dependencia total es de las secuelas más altas, fácilmente 90-100 puntos; para 30 años esto supera  1.000.000 € (sí, un millón) según baremo, además de un perjuicio por pérdida de calidad de vida muy grave (otra cantidad importante) y necesidad de ayuda de tercera persona (una renta vitalicia o capital). En total, estos casos trágicos pueden superar 1,5 millones de euros de indemnización. Son cifras extraordinarias, pero reflejan que el baremo está pensado para compensar de forma significativa los daños irreparables.

Como vemos, cada accidente es único y las indemnizaciones varían muchísimo. Por eso es crucial analizar cada caso con detalle: calcular bien los días en cada categoría, las secuelas, acreditar todos los gastos… y aquí es donde suele hacer falta ayuda profesional. A continuación, abordamos cómo puede ayudarte un abogado especializado en accidentes de tráfico a navegar todo este proceso y lograr la compensación justa.

¿Cómo puede ayudarte un abogado experto en accidentes de tráfico?

Después de un accidente, especialmente si hay lesiones, contar con un abogado especializado en accidentes de tráfico puede marcar la diferencia entre recibir una indemnización mínima o obtener la compensación completa que realmente mereces.

Muchas personas inicialmente confían en que “el seguro se encargará de todo”, pero como hemos visto, las aseguradoras buscan cerrar los casos con el menor coste posible.

Un abogado de confianza, que conozca los entresijos de estos asuntos, defenderá únicamente tus intereses.

¿En qué aspectos concretos te puede ayudar?

  • Asesoramiento inmediato y gratuito: Tras el accidente, un abogado especializado suele ofrecer una consulta inicial gratuita para evaluar tu caso. Te indicará qué pasos dar: recoger atestados de la Policía Local o Guardia Civil si los hay, guardar todos los informes médicos, recetas y facturas relacionadas, etc. En nuestro despacho de Algeciras, por ejemplo, analizamos sin compromiso la viabilidad de la reclamación y estimamos de forma preliminar qué indemnización podría corresponderte según el baremo. Este asesoramiento temprano es clave para no cometer errores (como firmar acuerdos precipitados con la aseguradora).

  • Tramitación de la reclamación extrajudicial: Antes de acudir a juicio, la ley exige intentar un acuerdo con la aseguradora. Tu abogado preparará una reclamación extrajudicial detallada y fundamentada, dirigida a la compañía de seguros responsable. En ese documento se exigen los importes indemnizatorios correspondientes, desglosando días de perjuicio, secuelas, gastos, lucro cesante, etc., todo conforme al baremo y respaldado con la documentación médica. Esta carta de reclamación pone en marcha los plazos legales para que la aseguradora tenga que responder con una oferta motivada. Al tener un abogado desde el inicio, la aseguradora sabrá que hablas en serio y que tu reclamación está bien sustentada, lo que suele conducir a ofertas más justas.

  • Negociación con la aseguradora: Los abogados de accidentes están acostumbrados a negociar con las compañías de seguros. Saben qué argumentos usar, conocen las tácticas habituales de las aseguradoras (por ejemplo, cuestionar la causalidad de alguna lesión o regatear días de baja) y disponen de jurisprudencia de casos similares para respaldar las cuantías. La negociación puede incluir reuniones con el tramitador del seguro o incluso mediaciones. El objetivo es lograr un acuerdo beneficioso sin necesidad de pleito, pero sin renunciar a ningún concepto indemnizable.

  • Obtención de informes periciales independientes: A veces, la valoración de las lesiones realizada por los médicos de la compañía aseguradora no refleja toda la realidad del daño sufrido. Un abogado especializado colabora con médicos peritos independientes (especialistas en valoración del daño corporal) que pueden examinarte y emitir un informe objetivo sobre tus lesiones, secuelas y limitaciones. Estos informes periciales resultan muy valiosos para rebatir las conclusiones de la aseguradora, tanto en la fase amistosa como, sobre todo, si se llega a juicio. Por ejemplo, si el seguro dice que tu latigazo cervical sanó sin secuelas en 30 días, pero tú sigues con dolores meses después, un perito independiente (traumatólogo) podría diagnosticar una cervicalgia crónica postraumática y asignarte unos puntos de secuela, lo cual aumentará la indemnización.

  • Representación legal y demanda judicial: Si la vía amistosa no da resultado y la compañía ofrece mucho menos de lo que corresponde, tu abogado te representará en una demanda judicial contra la aseguradora (y el conductor responsable si procede). En el juicio, ante el Juzgado de Primera Instancia (normalmente del partido judicial de Algeciras si el accidente ocurrió allí), el abogado aportará todas las pruebas reunidas: atestado policial, testigos, informes médicos, peritajes… Asimismo, defenderá tu caso apoyándose en el baremo y jurisprudencia, rebatirá los argumentos de la parte contraria y solicitará al juez una sentencia que te otorgue la indemnización justa. Llegado este punto, es fundamental la especialización: estos procedimientos tienen sus particularidades (informe del médico forense judicial, audiencias previas, etc.), por lo que un abogado que haya llevado muchos casos similares sabrá desenvolverse mejor y aumentar las probabilidades de éxito.

  • Acompañamiento y tranquilidad: Más allá de los aspectos técnicos, un buen abogado te brinda tranquilidad. Sufrir un accidente es estresante; tienes que recuperarte físicamente y a la vez lidiar con papeleos. El abogado se encarga de los trámites con el seguro, de los plazos legales, de asesorarte en cada decisión (por ejemplo, si conviene aceptar una oferta o esperar), y te mantiene informado. Saber que un profesional está velando por tus derechos te permite centrarte en tu salud. Además, en muchos casos el coste de los abogados puede estar cubierto (total o parcialmente) por la cobertura de defensa jurídica de tu propio seguro de coche, o se acuerda un porcentaje de la indemnización conseguida, de modo que cualquiera puede permitirse contar con esta ayuda profesional.

Ejemplo real de la importancia de un abogado: Un cliente de Algeciras, llamémosle Juan, sufrió un accidente como pasajero de un taxi en la calle San Bernardo, cuando se dirigía la estación de Renfe. Tuvo un latigazo cervical y lesión en el hombro derecho. La aseguradora del vehículo culpable le ofrecía 2.500 € por todo concepto, argumentando que su lesión de hombro era preexistente (puesto que Juan mencionó que años atrás tuvo molestias ahí). Juan acudió a nuestro despacho desconcertado. 

Tras revisar su historial médico, obtuvimos un informe pericial de un traumatólogo que confirmaba que la lesión de hombro (rotura parcial de tendón) era reciente y causada por el accidente. Reclamamos 6.000 € incluyendo días de baja, secuela en el hombro y gastos de fisioterapia. Finalmente, negociamos con el seguro y logramos un acuerdo de 5.500 €, más del doble de la oferta inicial. Juan pudo así resarcirse adecuadamente, pagar su rehabilitación completa y no cargar con una lesión sin compensación. Este ejemplo  muestra que, con un abogado, el perjudicado niveló la balanza frente al poder de la aseguradora.

En definitiva, un abogado de accidentes de tráfico en Algeciras, o en cualquier otra población te proporcionará conocimiento experto de la normativa (ley de seguros, baremo, convenios…), experiencia en tratar con aseguradoras y en tribunales, y un apoyo cercano durante un momento complicado. 

Su meta será que recibas la indemnización íntegra que por ley te corresponde, ni un euro menos, y que todos los daños sufridos (físicos, morales y económicos) queden compensados.

Tus abogados de accidentes

Los accidentes de tráfico pueden cambiar tu vida en un instante. Después del susto inicial y de atender las lesiones, llega el complejo camino de reclamaciones y trámites con seguros. En ese camino, no tienes por qué ir solo.

Contar con abogados especialistas en accidentes de tráfico en Algeciras es contar con un aliado que conoce el terreno y que luchará por tus intereses.

En este artículo hemos repasado qué es un accidente de tráfico y sus implicaciones, cómo operan las compañías de seguros (y sus convenios como CICOS), qué lesiones son frecuentes y cómo se valoran con el baremo, y de qué manera te puede ayudar un abogado a navegar todo el proceso hasta lograr la mejor indemnización posible. Esperamos que esta información te haya sido útil.

Recuerda: si tú o un ser querido habéis sufrido un accidente de tráfico en Algeciras o la comarca del Campo de Gibraltar, no dudes en buscar asesoramiento jurídico especializado. Un profesional experimentado te explicará claramente tus derechos, te ayudará a recopilar las pruebas necesarias y peleará para que la compañía de seguros pague lo justo. En momentos difíciles, déjalo en manos de expertos y concéntrate en tu recuperación. ¡Estamos para ayudarte a pasar página, con la tranquilidad de saber que se han respetado tus derechos y obtenido la compensación que mereces!

Tu seguridad y tus derechos son lo primero, y un abogado especializado se asegurará de ello. Conoce tus opciones, infórmate y toma las mejores decisiones tras un accidente: tu futuro y el de tu familia pueden depender de ello. Si necesitas ayuda, nuestro despacho de abogados de accidentes de tráfico en Algeciras está a tu disposición para ofrecerte una atención profesional, cercana y eficaz. ¡Te acompañaremos en cada paso para que obtengas justicia y la indemnización que te corresponde!

¿Debes dejar que te defienda el abogado de la compañía de seguros?

Todas las compañías ofrecen en sus pólizas de seguro de automóviles el servicio de defensa jurídica, por el que ponen letrados al servicio del asegurado.

Esto, que en principio está muy bien, tiene su trampa, porque aunque quien pague sea otra compañía, los seguros se entienden entre ellos, y se hace bueno aquello de «hoy por ti, mañana por mi».

El abogado del seguro tiene dos clientes: la compañía que lo contrata, y tu. A la compañía aseguradora la ve a diario, porque es la que le manda los clientes. A ti, en cambio, te verá, como mucho, una vez en la vida.

¿Qué intereses cree que va a defender mejor?

Ojo: no queremos decir que el abogado del seguro vaya a hacer mal su trabajo. Lo que sí decimos, y lo afirmamos con conocimiento de causa, es que las más de las veces hay cierto conflicto de intereses.

¿Cuantas veces nos han contado los clientes que el abogado del seguro les dijo: «Coge esto porque más no te van a dar».

Como el servicio de defensa jurídica no te obliga a que te defiendan los letrados del seguro, tu puedes elegir libremente el abogado que quieras, y el seguro pagará a este por el trabajo realizado, en función de los criterios de los Colegios de Abogados, y con el límite que esté establecido en la póliza, como máximo.

No tengas prisa en cobrar tu indemnización

Dice el dicho que «las prisas son malas consejeras», y esto se hace realidad en los accidentes de tráfico.

Las aseguradoras quieren resolver el siniestro enseguida, y pagando lo mínimo. Por ello apremian a los accidentados a aceptar su propuesta de indemnización de inmediato.

Lo que no quieren es que tu busques un abogado por tu cuenta, porque saben que, en ese caso, la «fiesta» le va a costar más cara.

Saben de las necesidades económicas que sufren las personas y sus prisas por cobrar, y se aprovechan de eso.

Si puedes esperar, aguanta hasta que nosotros consigamos la mayor indemnización para ti.

Como ejemplo, te contamos un caso real, que hemos resuelto el pasado mes de marzo de 2025. No fue un accidente de tráfico, pero como si lo hubiera sido:

Un cliente sufrió un resbalón a la entrada de una gran superficie comercial de la comarca. Fue una negligencia de la tienda, que no contaba con los medios adecuados para evitar este accidente, ni señalizó la zona que estaba mojada por la lluvia. El cliente, una persona mayor, sufrió diversas lesiones en la espalda, de la que tardó meses en recuperarse, con secuelas.

Pues bien, el seguro de la tienda quiso «despacharlo» con 4.000 euros. Otro lo hubiera aceptado, pero tanto el cliente como nosotros consideramos que esa era una indemnización insultante. Después de una larga negociación, finalmente el seguro se avino a pagar 14.000 euros, cantidad muy próxima a los 16.000 que nosotros habíamos reclamado.

Si has tenido un accidente de tráfico, no confíes que tu seguro te lo va a arreglar todo. Busca letrados expertos y de confianza, que te defiendan solo a ti.
Letrado F.P. DIAZ
Francisco de Paula Diaz
Abogado
Índice
ABOGADOS DE ALGECIRAS
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.